Misericordia es:

"La ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida" (Papa Francisco. Misericordiae Vultus)

Jesús de Nazaret

Con sus palabras, con su gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios (Papa Francisco. Misericordiae Vultus)

Misericordia es:

La vía que une a Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no abstante el límite de nuestro pecado (Papa Francisco. Misericoriae Vultus)

Misericordia es:

El acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro (Papa Francisco. Misericodiae Vultus)

La Misericordia siempre será más grande que cualquier pecado

Nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona. Papa Francisco. (Misericoriae Vultus)

Año Jubilar de la Misericordia

31 de agosto de 2012

~ YOUCAT ~

 
 
 
16 - ¿Cómo se lee correctamente la Biblia?
 
La Sagrada Escritura se lee correctamente en actitud orante, es decir,
con la ayuda del Espíritu Santo, bajo cuya influencia se ha formado.
Es la Palabra de Dios y contiene la comunicación
decisiva de Dios para nosotros.
 
La Biblia es como una larga carta de Dios a cada uno de nosotros.
Por eso debo acoger las Sagradas Escrituras con gran amor y reverencia.
En primer lugar se trata de leer realmente la carta de Dios,
es decir, no de escoger detalles y dejar de lado el conjunto.
El conjunto debo interpretarlo desde su corazón y misterio:
Jesucristo, de quien habla toda la Biblia, también el Antiguo Testamento.
Por tanto debo leer las Sagradas Escrituras en la misma
fe viva de la Iglesia, de la cual han nacido.
Foto: Miguel Castaño

Música de Dios

 
Cara a cara


PORTA FIDEI - X -

En este sentido, quisiera esbozar un camino que sea útil para comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios. En efecto, existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento. El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: "con el corazón se cree y con los labios se profesa" (cf. Rm 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo.
 
A este propósito, el ejemplo de Lidia es muy elocuente. Cuenta san Lucas que Pablo, mientras se encontraba en Filipos, fue un sábado a anunciar el Evangelio a algunas
mujeres; entre estas estaba Lidia y el "Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo" (Hch 16, 14). El sentido que encierra la expresión es importante. San Lucas enseña que el conocimiento de los contenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios.
 
Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este "estar con él" nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. La Iglesia en el día de Pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y del anunciar a todos sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso.
 
La misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: “Creo”: Es la fe de la Iglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en su bautismo. “Creemos”: Es la fe de la Iglesia confesada por los obispos reunidos en Concilio o, más generalmente, por la asamblea litúrgica de los creyentes. “Creo”, es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir: “creo”, “creemos”.
 
 
Como se puede ver, el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia. El conocimiento de la fe introduce en la totalidad del misterio salvífico revelado por Dios. El asentimiento que se presta implica por tanto que, cuando se cree, se acepta libremente todo el misterio de la fe, ya que quien garantiza su verdad es Dios mismo que se revela y da a conocer su misterio de amor.
 
Por otra parte, no podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico "preámbulo" de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva inscrita la exigencia de "lo que vale y permanece siempre". Esta exigencia constituye una invitación permanente, inscrita indeleblemente en el corazón humano, a ponerse en camino para encontrar a Aquel que no buscaríamos si no hubiera ya venido. La fe nos invita y nos abre totalmente a este encuentro.
Año de la Fe/PORTA FIDEI/Benedicto XVI

30 de agosto de 2012

Música de Dios



El Milagro
 

PORTA FIDEI - IX -

Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía, que es "la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde mana toda su fuerza".
 
Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año.
 
 
No por casualidad, los cristianos en los primeros siglos estaban obligados a aprender de memoria el Credo. Esto les servía como oración cotidiana para no olvidar el compromiso asumido con el bautismo. San Agustín lo recuerda con unas palabras de profundo significado, cuando en un sermón sobre la redditio symboli, la entrega del Credo, dice: "El símbolo del sacrosanto misterio que recibisteis todos a la vez y que hoy habéis recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es Cristo el Señor. […] Recibisteis y recitasteis algo que debéis retener siempre en vuestra mente y corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, incluso cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón".
Año de la Fe/PORTA FIDEI/Benedicto XVI
 

29 de agosto de 2012

PORTA FIDEI - VIII -

En esta feliz conmemoración, deseo invitar a los hermanos Obispos de todo el Orbe a que se unan al Sucesor de Pedro en el tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar el don precioso de la fe.
 
 Queremos celebrar este Año de manera digna y fecunda. Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo.
 
 
 Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre.
 
En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo.
Año de la Fe/PORTA FIDEI/Benendicto XVI

Música de Dios


Da rienda suelta a la ilusión



San Juan Bautista



"Es preciso que Él crezca y que yo disminuya" (Jn 3, 30)

El Papa recuerda el martirio de San Juan Bautista




El himno de la JMJ Río de Janeiro 2013




28 de agosto de 2012

Ya comienzan los preparativos para la JMJ 2013

~ YOUCAT ~

 
15 - ¿Cómo puede ser “verdad” la Sagrada Escritura,
si no todo lo que contiene es correcto?
 
La Biblia no pretende transmitirnos precisión histórica ni conocimientos
de ciencias naturales. Los autores eran además hijos de su tiempo.
Compartían las representaciones culturales de su entorno
y en ocasiones estaban anclados en sus limitaciones.
Pero todo lo que el hombre debe saber acerca de Dios
y del camino de la salvación se encuentra
con certeza infalible en la Sagrada Escritura.

PORTA FIDEI - VII -

 
"Caritas Christi urget nos" (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19).
 
 Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar.
 
 
 La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los creyentes «se fortalecen creyendo». El santo Obispo de Hipona tenía buenos motivos para expresarse de esta manera. Como sabemos, su vida fue una búsqueda continua de la belleza de la fe hasta que su corazón encontró descanso en Dios. Sus numerosos escritos, en los que explica la importancia de creer y la verdad de la fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de riqueza sin igual, consintiendo todavía a tantas personas que buscan a Dios encontrar el sendero justo para acceder a la "puerta de la fe".
 
Así, la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios.
 
Año de la Fe/PORTA FIDEI/Foto: Miguel Castaño

Música de Dios



Aprendiendo a confiar (en las manos de Dios)

Quizá las actitud más importante, la única realmente importante para la vida de fe sea la confianza en Dios. Sin que casi nos demos cuenta, vivimos en una verdadera cultura del miedo: miedo a la situación económica, miedo a la precariedad laboral, miedo a unos mercados impersonales que deciden la sanidad y la vida de millones de personas en el Tercer y Cuarto mundo... Miedo también a profesar nuestra fe, miedo a ser rechazados por la tendencia dominante, ... y lo que es peor: miedo a equivocarnos al intentar vivir los ideales del Reino que nos propuso Jesús.
 
"Por el miedo a equivocarnos" -como dice Maldita Nerea - es precisamente por lo que dejamos de amar, dejamos de arriesgar, dejamos de hacer todo lo que es justo y grande en nuestras vidas... Cuando te quedes paralizado, sin luchar por aquello a lo que te sientes llamado por miedo al fracaso, estarás realmente fracasando.
 
Frente a esto, la oración puede ayudarnos a poner toda nuestra confianza en Dios; en el Dios que nos crea, nos llama y nos acompaña. Ahora más que nunca debemos interiorizar que "el Señor completará la obra de sus manos" (Sal 138) es decir, nuestra vida y nuestra vocación. El peor error sería no ponernos en camino, por miedo al camino.
 
Por el miedo a equivocarnos
 

 
En las manos de Dios
 



Arrepentimiento, perdón y curación física y espiritual
Según los psicólogos, el arrepentimiento actúa como medicina y el perdón también puede estimular la curación corporal.
 
 
La fuerza sanadora del perdón no es sólo una cuestión espiritual.
 A esta conclusión han llegado numerosos expertos en litugia.
 Según sus conclusiones, "hay una dimensión terapéutica"
 en el sacramento de la penitencia que hunde sus raíces en el Antiguo
 y el Nuevo Testamento
 y que conecta directamente con el hombre de hoy.

"Es una perspectiva interesante y en sintonía con la sensibilidad
 y la cultura de nuestro tiempo que ve en la salud integral del hombre un valor por
defender" afirma en declaraciones al rotativo italiano "Avvenire"
el arzobispo de Palermo, monseñor Paolo Romeo.


"La salvación que el Señor nos ofrece no debe ser confundida con la salud
 psicosomática, pero, como enseña Jesús en el Evangelio, no la excluye, sino que la
incluye" afirma el padre Pietro Solci.

"Se trata de una perspectiva tradicional en la
teología y en la liturgia de las Iglesias orientales y sensibiliza las Iglesias
protestantes, de gran impacto ecuménico" afirma Solci.

"Responde a la cultura de nuestro tiempo,
 que busca recuperar la unidad de la persona, que ve
la salud como realidad que implica todos los aspectos de la vida humana,
y el pecado como enfermedad, como incapacidad de relacionarse
con uno mismo, con las cosas, con los demás y con Dios".
Arrepentirse para ganar salud
En todo este proceso el arrepentimiento sirve también como
medicina y la reconciliación como curación. "En los últimos decenios ya se ha
hablado de una teología terapéutica", sotiene.
 
"El pecado-afirma Angelo Pasaro, experto en Sagrada Escritura en la Facultad
Teológica de Sicilia- es la distorsión de la libertad, revela la voluntad de
sustraerse a la condición de dependencia de Dios. Y la capacidad del hombre de
reconocer el pecado es obra de Dios. Él, como parte ofendida, da su
misericordia; la alegría del perdón logra que el hombre ya no se encierre en sí
mismo y sea creado nuevamente por la obra del Espíritu", explica.
 
Pero las encuestas más recientes muestran un cierto
 alejamiento del sacraemnto de la Penitencia.
"Lo que resulta problemática hoy es la confesión
 y la concepción misma del pecado", sostiene Giuseppe Sovernigo,
psicólogo y profesor del Insituto de Liturgia Pastoral de Padua.
 
"Son dificultades que se deben al
nacimiento de nuevos problemas morales
 y nuevos modos de enfrentarse a viejas cuestiones morales, junto a la
dificultad de asumir la responabilidad de las elecciones erróneas. Sin embargo,
un acercamiento renovado al sacramento puede ser fértil. Debemos intentar
reconciliar los dos aspectos que antiguamente encerrada el término "salus",
 es decir, salud física y salvación», concluye.

Curso REDMADRE de: "Educación afectivo-sexual"


Para formadores y profesionales
que trabajan con adolescentes

martes 4, miércoles 5 y jueves 6 de septiembre


Docentes:
Pilar Gómez-Ulla. Psicóloga, terapeuta familiar y monitora de método sintotérmico de regulación de la fertilidad. Especialista en educación afectivosexual en la adolescencia.
Julia García-Abril Medrano: Psicóloga, actriz y bailarina. 

Modalidade: Presencial
Duración: 15 horas
Fechas: martes 4, miércoles 5 y jueves 6 de septiembre
Horario: de 16.00 a 21.00 horas
Lugar: Por confirmar en Santiago de Compostela
Prazas: 30 personas
Precio: 15 €
Plazo de inscripción: Hasta el 31 de agosto de 2012

1. Enviar ficha de inscripción a la dirección: santiago@redmadrecoruna.es y esperar confirmación de estar admitido (puesto que hay límite de plazas y la admisión va por orden de inscripción)

2. Una vez recibida la confirmación, realizar el pago de 15 euros en un plazo máximo de 3 días en el numero de cuenta de:
"La CAIXA": 2100 6359 59  0200026152 
Poner datos personales(nombre, apellidos), y en el concepto: curso de educación A.S. REDMADRE.

3. Enviar justificante de pago al correo electrónico al que se envió la ficha de inscripción. Para cualquier duda podéis llamar al número:  698165582

Carmen Dourado
Oficina Santiago de Compostela
Asociación RedMadre Coruña
C/ Carreira do Conde, 14
15701 Santiago de Compostela
santiago@redmadrecoruna.es
Tlf.: 981 55 44 33 - Ext. 23

27 de agosto de 2012

PORTA FIDEI - VI -

La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó.
 
 Precisamente el Concilio, en la Constitución dogmática Lumen gentium, afirmaba: "Mientras que Cristo, 'santo, inocente, sin mancha' (Hb 7, 26), no conoció el pecado (cf. 2 Co 5, 21), sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo (cf. Hb 2, 17), la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación. La Iglesia continúa su peregrinación 'en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios', anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. 1 Co 11, 26). Se siente fortalecida con la fuerza del Señor resucitado para poder superar con paciencia y amor todos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, y revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque bajo sombras, sin embargo, con fidelidad hasta que al final se manifieste a plena luz".
 
En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida: "Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva" (Rm 6, 4). Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección.
 
En la medida de su disponibilidad libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamente, en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en esta vida. La "fe que actúa por el amor" (Ga 5, 6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. Rm 12, 2; Col 3, 9-10; Ef 4, 20-29; 2 Co 5, 17).
Año de la Fe/PORTA FIDEI/Benedicto XVI

34 años de la elección de Juan Pablo I




PORTA FIDEI -V -

 
En ciertos aspectos, mi Venerado Predecesor vio ese Año como una "consecuencia y exigencia postconciliar", consciente de las graves dificultades del tiempo, sobre todo con respecto a la profesión de la fe verdadera y a su recta interpretación.
 
He pensado que iniciar el Año de la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, "no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX.
 
 
Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza". Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: "Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia".
Año de la Fe/PORTA FIDEI/Benedicto XVI

26 de agosto de 2012

Maridos, amad a vuestras mujeres



"Llega el tiempo para todos en que ya no basta con hacer regalos; hay que ser capaces de sufrir con y por la persona amada"



"Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo. Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. [...] Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos, porque el que ama a su mujer, se ama a sí mismo".
 
Esta vez desearía centrar la atención en la segunda lectura del día, procedente de la Carta a los Efesios, porque contiene un tema de gran interés para la familia. Leyendo con ojos modernos las palabras de Pablo, salta a la vista inmediatamente una dificultad. Pablo recomienda al marido que "ame" a su mujer (y esto está bien), pero además recomienda a la mujer que sea "sumisa" al marido, y esto, en una sociedad fuertemente (y justamente) consciente de la paridad de sexos, parece inaceptable.
 
De hecho es verdad. Sobre este punto San Pablo está condicionado en parte por la mentalidad de su tiempo. Sin embargo la solución no está en suprimir de las relaciones entre marido y mujer la palabra "sumisión", sino, si acaso, en hacerla recíproca, como recíproco debe ser también el amor. En otras palabras, no sólo el marido debe amar a la mujer, sino que también la mujer al marido; no sólo la mujer debe estar sometida al marido, sino que igualmente el marido a la mujer. Amor recíproco y sumisión recíproca.
 
Someterse significa, en este caso, tener en cuenta la voluntad del cónyuge, su parecer y su sensibilidad; dialogar, no decidir solo; saber a veces renunciar al propio punto de vista. En resumen, acordarse de que se ha pasado a ser "cónyuges", esto es, literalmente, personas que están bajo "el mismo yugo" libremente acogido.
 
 
El Apóstol brinda a los esposos cristianos como modelo la relación de amor que existe entre Cristo y la Iglesia, pero explica enseguida en qué ha consistido tal amor: "Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella". El verdadero amor se manifiesta en la "entrega" al otro.
 
Hay dos formas de manifestar el propio amor a la persona amada. El primero es hacerle regalos, llenarla de dones; el segundo, mucho más exigente, cosiste en sufrir por ella. Dios nos amó de la primera manera cuando nos creó y nos llenó de bienes: el cielo, la tierra, las flores, nuestro propio cuerpo, todo es don suyo... Pero después, en la plenitud de los tiempos, en Cristo, vino a nosotros y sufrió por nosotros, hasta morir en la cruz.
 
También ocurre así en el amor humano. Al principio, de novios, se expresa el amor haciéndose regalos. Pero llega el tiempo para todos en que ya no basta con hacer regalos; hay que ser capaces de sufrir con y por la persona amada. Amarla a pesar de las limitaciones que se van descubriendo, de los momentos de pobreza, de las enfermedades mismas. Esto es verdadero amor que se parece al de Cristo.
 
En general se llama al primer tipo de amor «amor de búsqueda» (con un término griego, eros); al segundo tipo, «amor de donación» (con el término griego agape). La señal de que en una pareja se está pasando de la búsqueda a la donación, del eros al agape, es ésta: en lugar de preguntarse: "¿Qué más podría hacer por mí mi marido (respectivamente, mi mujer) que aún no haga?", uno se empieza a preguntar: "¿Qué más podría hacer por mi marido (o mi mujer) que aún no haga yo?".

25 de agosto de 2012

PORTA FIDEI - IV -



 

A la luz de todo esto, he decidido convocar un Año de la fe. Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. En la fecha del 11 de octubre de 2012, se celebrarán también los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por mi Predecesor, el beato Papa Juan Pablo II, con la intención de ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe. Este documento, auténtico fruto del Concilio Vaticano II, fue querido por el Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985 como instrumento al servicio de la catequesis, realizándose mediante la colaboración de todo el Episcopado de la Iglesia católica.
 
 Y precisamente he convocado la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, en el mes de octubre de 2012, sobre el tema de La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe.
 
 No es la primera vez que la Iglesia está llamada a celebrar un Año de la fe. Mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para conmemorar el martirio de los

apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su supremo testimonio. Lo concibió como un momento solemne para que en toda la Iglesia se diese "una auténtica y sincera profesión de la misma fe"; además, quiso que ésta fuera confirmada de manera "individual y colectiva, libre y consciente, interior y exterior, humilde y franca".
 
 Pensaba que de esa manera toda la Iglesia podría adquirir una "exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla". Las grandes transformaciones que tuvieron lugar en aquel Año, hicieron que la necesidad de dicha celebración fuera todavía más evidente.
 
 Ésta concluyó con la Profesión de fe del Pueblo de Dios, para testimoniar cómo los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado
Año de la Fe/PORTA FEDEI/Benedicto XVI

Música de Dios

 
Tan felices con tan poco
 

La sorpresa de un nuevo día




24 de agosto de 2012

~ YOUCAT ~

 
 
 
13 - ¿Se puede equivocar la Iglesia en cuestiones de fe?
La totalidad de los fieles no pueden equivocarse en la fe,
porque Jesús prometió a sus discípulos que les enviaría
el Espíritu de la verdad,
que los sostendría en la verdad (Jn 14, 17)
 
Así como los discípulos creyeron de corazón en Jesús,
un cristiano cuando pregunta por el camino de la vida
puede fiarse completamente de la Iglesia.
Dado que Jesús mismo encargó a sus Apóstoles el ministerio de la enseñanza.
La Iglesia tiene un Magisterio y no puede callar.
Ciertamente miembros aislados de la Iglesia pueden equivocarse
e incluso cometer faltas graves, pero en su conjunto
la Iglesia no puede desviarse de la verdad de Dios.
La Iglesia es portadora a través de los tiempos de una verdad viva
que es mayor que ella misma. Se habla del depositum fidei,
del depósito de la fe que hay que custodiar. Si esa verdad es negada
o deformada públicamente, la Iglesia de hacer resplandecer de nuevo
“Lo que se ha creído en todas partes, siempre y por todos”.
Foto: Miguel  Castaño

Música de Dios

 
ESTE ES MI AMOR
 

PORTA FIDEI - III -

 
 
3. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16).
 Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14).
 
Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51).
 
 En efecto, la enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la misma fuerza: "Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna" (Jn 6, 27).
 
 La pregunta planteada por los que lo escuchaban es también hoy la misma para nosotros: "¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?" (Jn 6, 28). Sabemos la respuesta de Jesús: "La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado" (Jn 6, 29).
 
Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación.
Año de la Fe/PORTA FIDEI/Benedicto XVI

Me quedo con Él

Me enfado y él me dice: ¡perdona!
Tengo miedo y él me dice: ¡sé valiente!
Tengo dudas y él me dice: ¡confía!
Me he asustado y él me dice: ¡permanece tranquilo!
Quiero estar sólo y él me dice: ¡ven y sígueme!
Hago proyectos y él me dice: ¡abandónalos!
Procuro tener propiedades y él me dice: ¡déjalas!
Quiero seguridad y él me dice: ¡no te la prometo!
Quiero vivir y él me dice: ¡entrega la vida!
Creo que soy bueno y él me dice: ¡no alcanza!
Quiero jugar a ser el que manda y él me dice: ¡intenta servir! 
Quiero dar órdenes y él me dice: ¡obedece!
Quiero entender y él me dice: ¡cree!

 
Busco claridad y él habla en parábolas
Quiero la poesía y él habla muy en concreto
Quiero mi tranquilidad y él quiere que permanezca inquieto
Quiero el poder y él me habla de paz
Tomo la espada y él me dice: ¡enváinala!

Quisiera venganza y él me dice: ¡pon la otra mejilla!
Hablo de paz y él me dice que vino a traer la espada
Quiero poner en orden las cosas y Él me dice
que vino a traer fuego a la tierra
Quiero ser más grande y Él me dice
que sea como un niño
Me quiero esconder y Él me dice:
muestra tu luz, visible, en el candelero!
Quiero el primer lugar y él me dice que tome el último
Quiero ser visto y él me dice que rece en lo oculto
¡No! ¡No entiendo a Jesús!
Me provoca.
Como muchos de sus discípulos
también tendría ganas de buscarme otro Mesías
que fuera más claro y exigiera menos.
 

Pero me va como a Pedro: No conozco a ninguno que,
como Él, tenga palabras de vida eterna.
Y entonces, me quedo con Él.
Publicado: Desde dentro/Fotos: Miguel Castaño

23 de agosto de 2012

Música de Dios

 
LLUVIA AL CORAZÓN
 

PORTA FIDEI

 
2. Desde el comienzo de mi ministerio como Sucesor de Pedro, he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo. En la homilía de la santa Misa de inicio del Pontificado decía: "La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud". Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado. Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas.
PORTA FIDEI/Año de la Fe/Benedicto XVI

22 de agosto de 2012

¡OH, DIOS MAYOR!



Voy a intentar querer lo que Tú quieres
y hacer Tu voluntad contra la mía.
Quiero dejarTe ser lo que Tú eres:
¡Unico, Otro, Nuevo cada día!

Música de Dios

 
 
VOLVER A SER UN NIÑO

PORTA FIDEI







 1. "La puerta de la fe" (Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo– equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.

PORTA FIDEI/Año de la Fe/Benedicto XVI


Fiesta de María Reina



Mucho se ha escrito referente a la Santísima Virgen y siempre se la ha reconocido como Reina.

La Iglesia la proclama Reina doce veces: Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los apóstoles, de los confesores, de las vírgenes, de los mártires, de todos los santos, del Santísimo Rosario, de la paz, concebida sin pecado original y llevada a los cielos.

María es llamada Reina de Misericordia pues su labor es ejercer la compasión y alcanzar el perdón de Dios para los hombres. Pareciera que tiene el encargo de repartir los tesoros de la misericordia de Dios.


21 de agosto de 2012

Música de Dios



Es el Amor la Señal

Primer aniversario de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011




20 de agosto de 2012

Vivir "eucarísticamente" los gozos de la vida


La presencia y la mirada de Dios no ofuscan nuestras alegrías honestas; al contrario, las dilatan

"En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él".

El pasaje evangélico continúa la lectura del capítulo VI de Juan. El elemento nuevo es que al discurso sobre el pan Jesús añade el del vino; a la imagen del alimento la de la bebida; al don de su carne el de su sangre. El simbolismo eucarístico alcanza su culmen y su totalidad.

Dijimos la semana pasada que para entender la Eucaristía es esencial partir de los signos elegidos por Jesús. El pan es signo de alimento, de comunión entre quienes lo comen juntos; a través de él llega al altar y es santificado todo el trabajo humano. Planteémonos la misma pregunta para la sangre. ¿Qué significa y qué evoca para nosotros la palabra sangre? Evoca en primer lugar todo el sufrimiento que existe en el mundo. Si, por lo tanto, en el signo del pan llega al altar el trabajo del hombre, en el signo del vino llega ahí también todo el dolor humano; llega para ser santificado y recibir un sentido y una esperanza de rescate gracias a la sangre del Cordero inmaculado, a la que está unido como las gotas de agua mezcladas con el vino en el cáliz.


¿Pero por qué, para significar su sangre, Jesús eligió precisamente el vino? ¿Sólo por la afinidad del color? ¿Qué representa el vino para los hombres? Representa la alegría, la fiesta; no representa tanto la utilidad (como el pan) cuanto el deleite. No está hecho sólo para beber, sino también para brindar. Jesús multiplica los panes por la necesidad de la gente, pero en Caná multiplica el vino para la alegría de los comensales. La Escritura dice que "el vino recrea el corazón del hombre y el pan sostiene su vigor" (Sal 104, 15).

Si Jesús hubiera elegido para la Eucaristía pan y agua, habría indicado sólo la santificación del sufrimiento ("pan y agua" son de hecho sinónimos de ayuno, de austeridad y de penitencia). Al elegir pan y vino quiso indicar también la santificación de la alegría. Qué bello sería si aprendiéramos a vivir también los gozos de la vida, eucarísticamente, esto es, en acción de gracias a Dios. La presencia y la mirada de Dios no ofuscan nuestras alegrías honestas; al contrario, las dilatan.

Pero el vino, además de alegría, evoca también un problema grave. En la segunda lectura escuchamos esta advertencia del Apóstol: «no os embriaguéis con vino, que es causa de libertinaje; llenaos más bien del Espíritu». Sugiere combatir la ebriedad del vino con «la sobria embriaguez del Espíritu», una embriaguez con otra.

Actualmente existen muchas iniciativas de recuperación entre las personas con problemas de alcoholismo. Procuran emplear todos los medios sugeridos por la ciencia y la psicología. No se puede sino alentarlas y sostenerlas. Pero quien cree no debería descuidar también los medios espirituales, que son la oración, los sacramentos y la palabra de Dios. En la obra El peregrino ruso se lee una historia cierta. Un soldado esclavo del alcohol y amenazado con ser licenciado fue a un santo monje a preguntarle qué debía hacer para vencer su vicio. Este le ordenó que leyera cada noche, antes de acostarse, un capítulo del Evangelio. Él consiguió un Evangelio y comenzó a hacerlo con diligencia. Pero al poco volvió desolado al monje a decirle: "¡Padre, soy demasiado ignorante y no entiendo nada de lo que leo! Deme otra cosa que hacer". Le respondió: «Sigue solamente leyendo. Tu no entiendes, pero los demonios entienden y tiemblan». Así lo hizo aquél y fue liberado de su vicio. ¿Por qué no intentarlo?
Raniero Cantalamessa

15 de agosto de 2012

¡¡¡FELICIDADES!!!



 
En el día de su cumpleaños D. Julián,
le pedimos al Señor que siga derramando
 su Gracia y Luz en su corazón;
 corazón, de toda la Diócesis.

"La Fe es garantía de lo que se espera;
la prueba de lo que no se ve.
Por ella fueron alabados nuestros mayores".
(Heb 11, 1-2)


Evangelio en la festividad de la Asunción

Hoy celebramos una de las fiestas más bonitas de nuestra Madre: La Asunción. ¡Tenemos una Madre en el Cielo! Ella sigue siendo Madre, Maestra, Auxiliadora para todos y, si me lo permitís, de un modo especial para los catequistas. Nos alegramos en este día de fiesta. Felicidades para aquellas que llevéis el bonito nombre de Asunción.
Eugenio González
Delegado de Catequesis



.
.
.


14 de agosto de 2012

Barca de Santiago

“El peregrino ve a distancia, cree en las promesas y ama el lugar hacia el que se encamina”

Revista diocesana Nº: 7 - Julio-Agosto 2012

La edición del verano ha tardado en ver la luz. Actividades estivales, reflexiones para el próximo curso, la entrevista a una visita importante, las cadenas de San Jerónimo Emiliani, visita al Archivo Histórico... Considerad este número como el complemento idóneo para el reposo del corazón diocesano que todos llevamos dentro.
.

Sumario:
Caminando “hacia delante”
por D. Julián Barrio
Editorial: La tierra prometida
por Manuel Blanco
La Biblia en la Iglesia
por José Fernández Lago
Primera Comunión
por Manuel Antonio Villar
Los P.P. Somascos en la Diócesis
por: Luis García Alcocer
Las religiosas de la Catedral
La Pastoral de Turismo
por: Antonio Varela
Archivo histórico diocesano
por: Víctor Camino
Entrevista a Monseñor Carlos Amigo
Parroquias: Ares, Lubre y Cervás
La Alfombra de Corpus en Ares
por Antonio García de las Heras
As drogas, o círculo infernal
por: Manuel A. Couceiro
Opinión: “Así nos ven”
por Arturo Cerviño
Los tesoros escritos de Santiago
por Francisco Buide
Testimonio: Lidia Santiago
Jornada de Tráfico
por: Javier Grandas
Congreso Eucarístico Internacional
por: Roberto Martínez
Señora María, a avoa de Fermín
Un libro: "El amor se aprende"
por: Juan Antonio Testón
Cine: “Fireproof”
por Rosa Sánchez
Noticias